Las ninfas.

Bellas, jóvenes, amantes de la música y el baile, dulces y amorosas, con poder suficiente como para transformarse, profetizar o enloquecer con su presencia a los humanos: así se presentaban las ninfas, diosas menores del panteón griego -oceánides, nereidas, dríadas, náyades, oréadas,...- pero muy populares en su culto, tal vez porque resultaban cercanas a lo cotidiano de los hombres.

Con frecuencia se convertían en esposas de gobernantes humanos, comenzando las dinastías reales más antiguas del mundo griego, dado que, aunque no eran inmortales, sí poseían una vida longeva -generalmente morían cuando lo hacía aquella zona de la Naturaleza en la que habitaban.

Pero su aparente carácter meloso también se transformaba hasta enfurecerse rápidamente, sobre todo si alguien hacía daño a aquel aspecto de la naturaleza sobre el que gobernaran.(praderas, montes, árboles, grutas, torrentes,...). Especialmente eran celosas de los árboles -amaban especialmente a los robles- y no podían consentir que se las ignorara, volviendo ciegos a los que así lo hacían -como les ocurrió a Reco y a Dafnis. Como contrapartida, no dudaban en conceder deseos a las personas que demostraban amar y cuidar la Naturaleza.

  • Más sobre las ninfas y sus nombres, aquí.

2 aportaciones:

LA ROSALEDA DE VILMA dijo...

Me gusta este paseo al cual invitas. Te enlazo a mi blog y vuelvo. Saludos de Vilma (muy nuevita en este ambiente..)

Negrevernis dijo...

Muchas gracias. Y bienvenida a la red.